Habitar mi propia voz significó habitarme a mí en cada etapa
No nací cantando, pero hoy soy Cantora
Lo primero que puedo comentarte es que no nací cantando, pero desde muy pequeña me involucré en espacios musicales y del canto. Desde los 8 años empecé a cantar públicamente, participando en coros y grupos de aguinaldos en mi ciudad natal, participar de ellos no significaba haber nacido cantante, era siempre una exploración continua dada por el apoyo de mis padres. La pasión familiar por la música creció tanto, que mi padre creó una fundación musical y con ella, distintas agrupaciones musicales de música popular tradicional, bailable, salsa y pop, yo era parte de ellas basicamente porque mi padre nos empujaba a estar allí, pero desconocía muchas cosas a nivel vocal, yo solo iba y cantaba, pero la falta de formación en técnica vocal me generó dificultades y resistencias emocionales al no saber como alcanzar notas, afinar mejor, o lidiar con tener "gallos" vocales propios de la pubertad. Esto que hizo que muchas personas de estas agrupaciones me sugirieran dejar de cantar, y además quedarme con creencia de que realmente cantaba muy mal.
El trabajo introspectivo
A pesar de los comentarios negativos sobre mi voz, seguí cantando, explorando, escuchando, imitando y realizando mucho trabajo introspectivo para comprender mis procesos vocales. Decidí estudiar música con mención en canto popular en la universidad, donde profundicé la búsqueda de mi propia voz, en este proceso enfrenté muchas barreras y adquirí herramientas técnicas para ampliar mis capacidades vocales. Recibí formación de un profesor en canto, cuya perspectiva cambió mi relación con la voz. Adopté un enfoque basado en la higiene vocal, la atención, la proyección, el trabajo respiratorio y algo muy valioso: preguntarme ¿Para qué canto?.
Encontrar mi voz significó aceptarla, aceptarme.
En busca de respuestas a mis problemas vocales, consulté a más profesores y busqué más enfoques profesionales. Toda esta búsqueda decantaba en prestar atención a cada ejercicio, a priorizar la calidad sobre la cantidad y considerar la relación entre pensamiento y emoción en la voz. Durante esta etapa, comencé a escribir canciones, en ese proceso me invitaron a grabar un documental sobre músicas, viajeros y migrantes y mientras viajábamos por latinoamérica, llegué a Chile donde por razones de visado me quedé "atrapada" y finalmente me convertí en migrante en Chile. Estando en un nuevo país seguí explorando mi voz.
Descubrí que mientras más me conocía a mí misma, mejor me relacionaba con mi voz. Esta conexión conmigo también me hacía netender mi nuevo entorno y el propósito de mi canto, y que este proceso vocal haya sido tan cuesta arriba.
Gracias a esto, pude crear HABITA TU VOZ, donde integro cada una de estas expriencias para potenciar y hacer crecer más voces. Todo desde la integralidad, lo holístico y la atención plena.